Había que tener un propósito, y yo quería saber qué era el mundo y quién era yo. O, mejor dicho, por qué yo no era quien yo creía ser. Y el dibujo, el arte, me proporcionarían la herramienta que necesitaba. Como se trataba de lograr un equilibrio, una acrobacia que me permitiera, a un tiempo, realizar mi propósito y procurarme un sustento, a esa herramienta la llamé Vadé l’Acrobat.